Gary Woodland y cómo lidiar con la alta competición tras extirparle un tumor cerebral

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  • ENRIQUE MELLADO

Actualizado 12/06/2025 - 20:36CEST

La última victoria de Gary Woodland (41 años) en el PGA Tour fue en 2019, cuando ganó el US Open. Uno de los jugadores más queridos del circuito alcanzaba su techo. Hoy ha hecho 73 golpes en su estreno en la presente edición. Ha protagonizado un gran arranque con -3 en los primeros nueve hoyos, muy cerca del récord establecido por Spaun. En el tramo final cambió su sino, pero Woodland sale reforzado de una de las mayores pruebas que ha tenido desde que le extirparan un tumor del cerebro.

Una noche de junio en 2023, coincidiendo con la disputa del Memorial, su vida cambió por completo. Se despertó aterrado en mitad de la madrugada. Gary, se sentía paralizado por el miedo, le temblaban las manos; sentía escalofríos y estaba agotado. También llevaba días sin tener mucho apetito. Acabó el torneo en el puesto 24 y realizó una visita al médico porque no era normal su estado físico ni anímico.

Este solicitó una resonancia magnética, y los resultados no fueron muy buenos. Encontraron una lesión en su cerebro. "Parecía un tumor en mi cerebro", dijo. "La lesión estaba en la parte que controla el miedo y la ansiedad", reveló el golfista. Él creía que se estaba volviendo loco porque perdía la concentración mientras pateaba y en ocasiones olvidaba el palo que estaba usando. En septiembre de 2023 fue operado. Corría el riesgo de que Gary saliera del quirófano con parálisis del lado izquierdo del cuerpo, pero la operación fue un éxito. Aunque con poca estabilidad, dos semanas después daba su primer golpe en el jardín de su casa.

Regresó al inicio de 2024, aunque podría haber solicitado una exención médica para toda la temporada. “El año pasado fue uno de los más difíciles de mi vida, ya que todo era nuevo”, comentó en el documental Full Swing de Netflix. Sufría dolores de cabeza debido a la “sobreestimulación” y no sabía si se podría acostumbrar de nuevo a la competición. Realiza ejercicios de respiración y se médica para calmar su cerebro. “Lo último que voy a permitir es que esta cosa en mi cabeza frene mis sueños, y por eso lucho todos los días. Quiero estar ahí para mis hijos y mi familia, pero también quiero perseguir mis sueños”, contó.

Actualmente es el 93 del mundo y sigue luchando día a día para enfrentarse a los torneos. “Cada día que me levanto, sé que tengo mucho trabajo por delante, pero sé que puedo funcionar”, afirmó. Su 73 para abrir un torneo que requiere mucha concentración y paciencia, es un buen resultado. Desde que volvió sólo ha podido hacer un ‘top 10’, pero el de Kansas merece un pequeño homenaje. 

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